La colaboración existente entre el Instituto Antártico Chileno (INACH) y el Instituto de Investigación Polar de Turquía permitió que María José Nariño, investigadora del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile, participara de la IV Expedición Ártica de Turquía durante el verano del hemisferio norte para estudiar la diversidad, abundancia y ecología del fitoplancton en respuesta a las condiciones ambientales derivadas del cambio climático.
Esta colaboración marca un hito siendo la primera instancia que se da entre investigadores polares de Chile y Turquía en el Ártico y abre la puerta a futuros estudios comparativos que se pueden realizar en ambos extremos del planeta.
Durante la misión, Nariño fue la responsable de la toma de muestras mediante redes de fitoplancton y técnicas avanzadas de filtración, contribuyendo al análisis de la diversidad genética y la detección de toxinas presentes en las aguas del Ártico. “Mi labor consistió en tomar muestras de agua a una profundidad superficial y otra poca profunda. También se hicieron arrastres verticales con una red de fitoplancton. Toda esa información la almacenamos en frascos que se preservaron para posteriores análisis en laboratorio“, señala la investigadora del Centro IDEAL.
En cuanto a su experiencia, ella destacó: “en la expedición tuve la oportunidad de aprender muchísimo. Principalmente compartí con investigadores de Turquía y Bulgaria. Fue una experiencia muy enriquecedora, dado que durante el trabajo de campo nos apoyamos entre todos. La mayoría de las personas éramos estudiantes de doctorado“.
“El océano Ártico es un indicador sensible de los cambios globales, especialmente en Europa. Esta región alberga ecosistemas únicos y una alta biodiversidad, que se ve amenazada por el calentamiento acelerado que experimenta en comparación con otras partes del mundo, como la Antártica“, señala el Dr. José Luis Iriarte, investigador del Centro IDEAL y representante de esta expedición.
Los cambios en el Ártico tienen un impacto en la biodiversidad marina. El fitoplancton, que constituye la base de la red trófica marina, es especialmente sensible a estas alteraciones, lo que puede tener repercusiones a gran escala en el ecosistema. Asimismo, el deshielo de glaciares y hielo marino no solo afecta a las especies que dependen de esos hábitats, sino también tiene repercusiones en los patrones climáticos a nivel global, el aumento del nivel del mar y la circulación oceánica y su interacción con la atmósfera.
Esta expedición se llevó a cabo a bordo del barco noruego PolarXplorer, con un equipo de investigadores chilenos, turcos y también búlgaros que zarpó desde Tromsø, Noruega, hasta Svalbard. A lo largo de la travesía, se recolectaron muestras en 35 estaciones distribuidas por la ruta.
De polo a polo
Iriarte destaca que los resultados de este proyecto revelarán cómo el fitoplancton está respondiendo a los cambios climáticos en las regiones polares. “Estos cambios están alterando la composición y abundancia de especies en las regiones polares, donde se observa un aumento en la dominancia de organismos de pequeño tamaño. Además, los cambios en la composición y abundancia del fitoplancton afectarán los niveles tróficos más altos y podrían incluir especies tóxicas o dañinas, afectando tanto a la fauna marina como a la salud humana“, puntualizó.
El proyecto también se enfocará en identificar y medir las toxinas del fitoplancton en las aguas superficiales, así como en analizar la diversidad genética del fitoplancton mediante técnicas de filtración avanzadas.
El estudio fue desarrollado bajo el auspicio de la Presidencia de la República de Turquía, apoyada por el Ministerio de Industria y Tecnología y coordinado por el Instituto de Investigación Polar de Turquía (TÜBİTAK MAM Polar Research Institute).
Asimismo esta colaboración pionera entre ambos países en el Ártico nace de la relación que ambos países han sostenido por varios años en la Antártica y que ha involucrado no solo aspectos científicos y logísticos, sino incluso educativos. Este trabajo conjunto representa un avance significativo en la investigación polar, alineando esfuerzos para proteger los frágiles ecosistemas de estas regiones extremas y subrayando la importancia de continuar investigando en áreas donde los efectos del cambio climático son más evidentes y urgentes.
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