«Reto» es un concepto utilizado en Estrategia, que también se puede encontrar en el relato de historiadores y cientistas políticos, que analizan coyunturas entre Estados. Se refiere, tal como ocurría con los antiguos caballeros, a una situación en que un Estado, normalmente durante una controversia, desafía abiertamente a otro. Al «retado», le queda el evaluar si acepta o no ir a duelo, a la guerra, o bien dejarlo pasar y/o buscar soluciones alternas.
Por ejemplo, la Alemania Nazi envió un “reto” a las potencias occidentales al momento de ocupar Checoslovaquia en marzo de 1939, situación que, o no supieron interpretar, o bien, dejaron pasar para no ir a duelo, pensando que, con esa decisión, se evitaría escalar una crisis. Seis meses después lo pagarían con creces, cuando Hitler invadió Polonia y arrastró a toda una generación a la II Guerra Mundial. No analizar adecuadamente un desafío puede traer consecuencias catastróficas.
En el caso del homicidio del teniente Ronald Ojeda (Q.E.P.D.), hubo presunciones fundadas desde el primer día, que indicaban la participación del régimen venezolano. En ese sentido, el gobierno debió haber actuado de inmediato, porque este hecho, si se confirmaba, revestía la mayor gravedad, porque se hubiese tratado de la violación de nuestra soberanía nacional por parte de otro Estado.
Si bien, no hay una frontera compartida con Venezuela, el desafío era evidente. ¿Aceptar un duelo, tomándolo como Casus Belli? Por supuesto que no. Pero sí se debió haber tomado como si hubiese sido un “reto”, convocando a los representantes de nuestra diplomacia, de interior, de defensa y de nuestra economía y a quiénes hubiesen estimado conveniente.
Ese hubiese sido el momento, para desde todas las aristas integradas, haber tomado medidas: ¿Retiro de embajadores, denunciar ante la ONU? ¿Embargos económicos, retención de activos, prohibición de uso de los espacios marítimos y aéreos? Todo pudo ser y más. En fin, hubo muchas formas de haber presionado a Venezuela, sin necesidad de ir a ningún tipo de conflicto armado. En esos primeros instantes, el TOMAR LA INICIATIVA, era fundamental.
Pero resulta que la iniciativa siempre la ha tenido Venezuela: ellos decidieron enviar a representantes de su Fiscalía Nacional a requerir información de la investigación en Chile, expulsar a nuestra representación diplomática y recientemente cerrar los dos últimos consulados, todo, en medio de la publicación de nuevos antecedentes que indican que el ministro venezolano, Diosdado Cabello, fue quien dio la orden de asesinato. Todo lo anterior, incluso, sucediéndose declaraciones de varios personeros venezolanos que han llegado a ridiculizar a nuestro presidente, partiendo por el mismo Nicolás Maduro.
Como fuere, el tiempo dio la razón a aquellas presunciones fundadas iniciales, tiempo que nosotros, los chilenos, perdimos en beneficio del gobierno venezolano. Efectivamente, durante un año nuestro gobierno ha ido en reacción, tras reacción, tras reacción. Sí, acción venezolana y reacción chilena y nos han ido generando problemas que ahora para nosotros son difíciles de resolver. ¿Con quién se negociará ahora el problema migratorio, deportaciones, etc.?
Como ya es habitual, en nuestro país hubo discusión y controversia interna, siendo testigos de cómo algunos incluso defendieron y siguen defendiendo al gobierno de Nicolás Maduro, dejando en claro que la ideología compartida con él, es más importante que el interés nacional.
Por otro lado, vimos en el otro extremo, a quienes que, junto con criticar la inacción del gobierno, se alegraron por los dichos de un ministro trasandino que fueron interpretados como una crítica a nuestro presidente. Actuaron igual que los anteriores, por cercanía ideológica defendiendo esos dichos y al gobierno extranjero, por sobre el gobierno propio.
Esta situación de coyuntura internacional no se debe minimizar, a pesar de los esfuerzos de la vocera de gobierno subrogante, puesto que es una situación seria y que, a mi juicio, debilita la imagen internacional de Chile. Tengo una duda razonable como ciudadano, alejado de los centros de poder y de tomas de decisiones gubernamentales ¿Estas decisiones (o indecisiones) de acción (o inacción), son resueltas en el comité político del segundo piso de la moneda? ¿O, por el contrario, son discutidas con representantes de todos los ministerios involucrados, con visión sistémica, evaluando ventajas y desventajas de tomar tal o cual decisión? Obviaré por cual me inclino, para no polemizar.
Finalmente, solo le ruego a nuestro supremo gobierno que convoque a los que saben, gente de experiencia y de carrera de distintas carteras e instituciones, para que trabajen en una solución política que, junto con solucionar una coyuntura, nos devuelva el status internacional que ha Chile tanto le costó conseguir y mantener.
Y a mis queridos compatriotas, señalarles que, llegado el momento, no existen países o presidentes amigos, porque finalmente y a pesar de tantas ideas maravillosas compartidas, todos deciden en función de los intereses y el bienestar de su propia población y objetivos nacionales. La historia ha dado muestras de aquello una y otra vez, rompiendo esa idílica ilusión. Tal vez por esa dulce inocencia de quienes toman decisiones, es que nos encontramos en medio de esta coyuntura.

Rodrigo González Salazar
Socio Fundador Imperium