En una región con las particularidades de Latinoamérica, las Pymes, así como las grandes empresas, deben estar preparadas para enfrentar escenarios de incertidumbre y variación.

Son las pequeñas y medianas empresas las más vulnerables a los embates, especialmente en América Latina donde, pese a que la inflación disminuyó para 2023, igual se mantendrá hasta este año en muchos países, según el reciente informe sobre la estabilidad financiera mundial del Fondo Monetario Internacional.

El porqué de su mayor exposición a los riesgos financieros está en que tienen una capacidad mucho menor para absorber pérdidas significativas. Así lo explica Pedro Rafael Solórzano Campos, Dr. en Dirección de Empresas y docente de la Maestría Oficial en Dirección y Gestión Financiera de la Universidad Internacional de Valencia – VIU, perteneciente a Planeta Formación y Universidades.

Las herramientas de cobertura pueden proporcionar a las Pymes una mayor estabilidad financiera y proteger sus márgenes de beneficio frente a la volatilidad del mercado“, indica el experto de VIU. “Es crucial que las Pymes adapten sus estrategias de cobertura a su tamaño, recursos y perfil de riesgo“.

Cuatro herramientas de cobertura esenciales para mitigar riesgos financieros

Sea una empresa grande o una Pyme, existen cuatro instrumentos de cobertura que las empresas pueden implementar para enfrentar la volatilidad del mercado:

  • Contratos a futuro: Son acuerdos para comprar o vender un activo a un precio predeterminado en una fecha futura. Son utilizados principalmente para cubrir riesgos asociados con las fluctuaciones de precios de las materias primas.
  • Opciones: Ofrecen el derecho, pero no la obligación, de comprar o vender un activo a un precio específico antes de una fecha determinada. Las opciones son versátiles y pueden ser utilizadas para gestionar riesgos de precios, tasas de interés y divisas.
  • Swaps: Son acuerdos para intercambiar flujos de efectivo futuros según condiciones preestablecidas. Los swaps de tasas de interés y de divisas son comunes y permiten a las empresas gestionar riesgos relacionados con cambios en las tasas de interés y tipos de cambio.
  • Forwards: Son contratos personalizados entre dos partes para comprar o vender un activo a un precio específico en una fecha futura. A diferencia de los futuros, no se negocian en mercados organizados y son utilizados frecuentemente para cubrir riesgos cambiarios.

El experto de VIU señala, no obstante, que no todos los países en el mercado latinoamericano cuentan con mercados de capitales, o bolsas de valores, que negocien instrumentos derivados estandarizados como futuros y opciones.

Iniciativas como el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que integra a Chile, Colombia, México y Perú ofrecen oportunidades para negociar estos instrumentos“. detalla Solórzano. “Sin embargo, esta limitación no afecta tanto a las pequeñas y medianas empresas, ya que lo más utilizado por ellas son los contratos forwards. Estos contratos, a diferencia de los futuros, no son estandarizados y pueden negociarse fuera de bolsa, incluso a través de la banca tradicional“.

Factores a considerar para implementar instrumentos de riesgo

Por supuesto, implementarlas depende de cada modelo de negocio y necesidades particulares. Para ello, Rafael Solórzano menciona cinco ítems que deben analizar las empresas para ejecutar estas herramientas:

  • Perfil de riesgo: Definir este punto es imprescindible al iniciar toda actividad en los mercados financieros globales, por tanto, deben comprender la naturaleza y magnitud de los riesgos a los que están expuestas. Esto incluye evaluar la volatilidad de los activos subyacentes y la sensibilidad de la empresa a estos riesgos.
  • Costos: Evaluar los costos asociados con la implementación de una estrategia de cobertura, incluyendo primas de opciones, comisiones y cualquier costo operativo adicional.
  • Horizonte temporal: Determinar el período durante el cual se necesita la cobertura, lo que puede influir en la elección entre contratos a corto o largo plazo.
  • Capacidad financiera y experiencia: Considerar la capacidad de la empresa para gestionar y supervisar estrategias de cobertura complejas. Las empresas con menos experiencia pueden optar por herramientas más sencillas y de menor riesgo.
  • Planificación financiera: Alinear la estrategia de cobertura con los objetivos financieros y la estrategia general de la empresa, asegurando que la cobertura no interfiera con otras iniciativas empresariales.

Implementar adecuadamente las herramientas de cobertura permitirá a las empresas prever y mitigar estos riesgos, asegurando así la previsibilidad de sus flujos de caja y ganancias“, concluye el experto de VIU. “Al gestionar eficazmente estos riesgos, las empresas pueden centrarse en sus actividades principales y estrategias de crecimiento, en lugar de preocuparse por la volatilidad del mercado“.

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