Evitar consumir alimentos en la calle, asegurarse de no interrumpir las cadenas de frío y ser cuidadoso son algunas de las recomendaciones que entrega Mónica Guajardo, académica de la Facultad de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, para prevenir complicaciones de salud durante el disfrute de las vacaciones.

Las vacaciones a menudo invitan a comer fuera de casa y a probar nuevos alimentos. Por ello, es importante prestar atención a la procedencia de lo que consumimos y preferir siempre lugares habilitados y autorizados. Esto ayuda a prevenir problemas de salud, especialmente cuando los alimentos están expuestos a altas temperaturas o han perdido la cadena de frío.

El riesgo de consumir alimentos que no han sido preparados en condiciones adecuadas de higiene o almacenamiento puede generar intoxicaciones alimentarias. “Los síntomas suelen ser de tipo gastrointestinal: dolor abdominal tipo cólico, náuseas, vómitos, diarrea, fiebre y deshidratación. En personas con enfermedades preexistentes o en edades extremas, como niños y adultos mayores, esto puede ser muy grave y provocar una descompensación de su estado de salud”, señala Mónica Guajardo.

La académica también agrega que “se pueden desarrollar enfermedades causadas por virus, bacterias o parásitos, como salmonelosis, shigelosis, síndrome hemolítico urémico, listeriosis, hepatitis, entre otras”.

Refrigeración indispensable

Una de las medidas más importantes para mantener los alimentos en buen estado es garantizar un almacenamiento adecuado que preserve sus propiedades. Una cocción inadecuada o la exposición al calor pueden favorecer el aumento de microorganismos.

Por esta razón, la académica recomienda: “mantener refrigerados los lácteos, pescados, mariscos, carnes y otros alimentos. La pérdida de la cadena de frío es una de las principales causas de contaminación bacteriana en los alimentos, ya que las condiciones de temperatura, humedad y nutrientes pueden favorecer la reproducción exponencial de bacterias o la contaminación por parásitos”.

Comida en la calle

Aunque se tomen precauciones o se confíe en la calidad de alimentos comprados en la playa u otros lugares, siempre existe el riesgo de consumir productos en locales no autorizados.

Principalmente, la cadena de suministro es la que se ve afectada, además de la higiene de los alimentos y su preparación. Muchas veces, estos se cocinan en la calle sin acceso a agua potable, servicios higiénicos para los manipuladores ni contenedores adecuados para eliminar los desechos. También hay presencia de vectores como moscas”, explica Guajardo.

No existen las condiciones para preparar la comida de manera segura, lo que se relaciona directamente con la contaminación de los alimentos y los riesgos ya mencionados”, agrega.

En caso de intoxicación

Muchas personas que consumen alimentos contaminados presentan molestias gastrointestinales leves que pueden revertirse con reposo, comida liviana e ingesta de líquidos.

Sin embargo, Guajardo asegura que se debe acudir a un centro asistencial si los síntomas incluyen fiebre, irritabilidad, confusión mental, diarrea o vómitos persistentes, intolerancia a los líquidos o si la persona afectada es un niño, adulto mayor o alguien con enfermedades preexistentes.

Por último, la académica destaca que, durante los paseos de verano, es recomendable llevar neveras para almacenar los alimentos o consumir productos de bajo riesgo, como galletas envasadas sin crema, snacks sellados, agua o bebidas envasadas. Se deben evitar alimentos con huevo, jugos preparados en casa y otros productos sensibles a la contaminación.

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