En la negociación de Oslo se aparentó un respeto entre las partes que no existió, en cambio hoy, ese respeto no sería necesario. Por tanto, vamos de mal en peor o tal vez comprender el proceso como parte de un mundo más franco: este mundo tiene “amos”.
Los recuerdos de las consecuencias de Oslo están en la memoria de los palestinos y mediadores, ya que ese proceso le permitió avanzar a Israel en la usurpación de más territorio, lo cual fue avalado de facto por el país garante de ese acuerdo.
En los hechos, firmado Oslo se aumentó progresivamente el número de colonos ilegales en Palestina: desde los 250 mil en 1993 a más 700 mil israelíes ilegales en Cisjordania, por tanto, la voluntad del Estado de Israel ha sido fracturar cualquier posibilidad de creación de un Estado Palestino. Edward Said lo vaticinó, Oslo no es más que el blanqueo de la ocupación que no parará hasta tomar toda la Palestina.
Posteriormente, la creación del muro de segregación y la infraestructura levantada para uso exclusivo de los colonos en territorio palestino comprueba lo señalado. Además, esa progresión de infrastructura ha permitido hacer de la ocupación un negocio rentable para las corporaciones transnacionales occidentales. Esta es una razón poderosa por la que los palestinos fueron invisibilizados mientras se avanzaba progresivamente en su destierro.
Así llegamos al 7 de octubre 2023, fecha que por medio de un hecho cruento y repudiable se abrieron las puertas del infierno a los palestinos, ya que facilitó acelerar el proceso de limpieza étnica y anexión del territorio de Franja de Gaza y Cisjordania.
Sin embargo, frente al genocidio en curso, algunos países que participarán de los futuros negocios inmobiliarios en Franja de Gaza -en el contexto de reconstrucción- han salido a valorar el bendito acuerdo, que, por un lado, les permitirá ganar dividendos económicos y, por otro, los distanciará de su corresponsabilidad en los crímenes cometidos. Al respecto, desempolvaron la propuesta de dos Estados y algunos aliados de Israel -como Reino Unido y Francia- reconocieron a Palestina.
En consecuencia, solo desempolvaron la olvidada idea de los dos Estados cuando el genocidio en curso le significó conflictos al interior de sus Estados a causa de las movilizaciones ciudadanas.
En ese contexto: Bendito sea Plan de Paz de Trump, el cual lejos de abrir caminos de paz, reparación y libertad para los palestinos, les presenta una coartada para exculpar sus conciencias, o al menos les permitirá tener algo que decir cuando la historia los ponga en su sitio frente a la fatalidad palestina y por si sucede lo inverosímil: ser sentados en el banquillo de los acusados ante la Corte Penal Internacional debido a su complicidad en los crímenes de Lesa Humanidad.

Dr. Jaime Abedrapo