Inaugurando nuestra sección “Diálogos Ciudadanos”, el Coronel (R) de Carabineros, Pedro Valdivia Castillo, un referente en lo que a temas de seguridad y delincuencia se refiere, aborda una variedad de temas relacionados con la contingencia con su característica franqueza y frontalidad. Sus tres décadas en la institución son su principal aval.

En la actualidad es profesor de la Escuela de Carabineros en la cátedra de Leyes Especiales y Prevención del Delito. Además es director de Asesorías y Consultorías en Securitas Chile desde 2011

El diálogo se inicia con dos factores que la ciudadanía tiende a vincular en relación al crimen organizado: inmigración y delincuencia..

-La ola inmigratoria ha afectado los niveles de delincuencia?

Hasta antes del proceso inmigratorio ilegal la delincuencia en Chile era absolutamente distinta y los programas respectivos estaban diseñados para ese tipo de delincuencia. Al contar del 2019 en adelante, aparecen nuevas figuras delictivas, entre ellas lo que hoy conocemos como “la encerrona” y el robo violento de vehículos. Esto está asociado al Crimen Organizado y todo lo referido a este fenómeno en gran parte está asociado al proceso inmigratorio ilegal. Y como esto se inició por el norte, hoy tenemos que cerca del 60 o 70% de la población penal de esa zona son extranjeros.

Esto nos dice claramente que la delincuencia que conocemos como crimen organizado es muy distinta a la delincuencia que se tenía en Chile. Esto está más que claro. Por eso los planes de gobierno no están bien orientados, porque siguen estando orientados a lo que es la delincuencia común.

-¿Podemos hablar de responsabilidades en el tema inmigratorio?

La seguridad es uno de los deberes inherentes al Estado…la seguridad pública no puede ser delegada. Lo que está delegada es la seguridad privada, que protege bienes privados. La pública en cambio, está cargo de las políticas del gobierno, por lo que tiene gran responsabilidad en lo que está ocurriendo, porque ya la identificación del fenómeno está lo suficientemente clara, que es la inmigración ilegal.

Por ello, cuando uno hace un análisis de carácter más general, uno se da cuenta -por ejemplo- que, dentro del fenómeno inmigratorio, un grupo muy minoritario de haitianos está involucrado en delitos. ¿Y por qué es eso? Porque los que entraron en gran cantidad el 2018, 2019, en el período de la pandemia, cuando todo el mundo criticaba a los aviones que llegaban (que era verdad), pero todos venían con sus respectivos papeles.

Entraron todos por la puerta ancha y eso hace que esa gente esté debidamente chequeada y son muy pocos los que participan en delitos.

Por el contrario, los que entraron por el norte, Colchane, que es la parte más vulnerable de esa zona,son otra cosa, lo que se suma a las debilidades del sistema legal chileno que ha facilitado todo, debido a que un inmigrante -aunque esté indocumentado- una vez ingresado, el sistema local lo acoge.

Por eso cuando uno habla de la delincuencia con la participación de extranjeros, lo focaliza mayoritariamente en los venezolanos y después en los colombianos. Incluso los venezolanos superaron a los colombianos.

Y todos ellos entraron de manera ilegal. Y fue así, ya que de manera normal no hubieran podido, por tema pasaportes, antecedentes, etc, ya que son delincuentes. Y llegan a Chile, producto que las posibilidades que da el país, sus condiciones, específicamente en la aplicación de la justicia, son muy distinta a otros países.

-Se podría decir que la institucionalidad vigente no ayuda mucho a combatir el crimen organizado?

Es decir, hoy una persona que es sorprendida en un auto robado, uno cree que se lo robó el mismo. Eso nadie lo duda, creo. Sin embargo, para nuestra justicia no es así. Recibió un auto producto de un robo.

Y eso es porque el sistema legal te exige la flagrancia. Entonces imagínense, se habló mucho del plan anti-encerronas, pero que es muy difícil de prevenir. Es lo mismo cuando se habló en algún minuto de prevenir el homicidio, después corrigieron un poco y lo asociaron a las calles sin violencia.

El homicidio y quizás no tanto la encerrona, es un delito muy difícil de prevenir, porque -salvo lo que está ocurriendo en Chile hoy en día- el homicidio no es un delito por sí mismo; el homicidio generalmente se comete como consecuencia de algo más…o sea, yo estoy asaltando, tengo una oposición, mato a la persona.

Entonces aquí aparece la debilidad del sistema penal y de nuestras fronteras, tanto para ingresar como para salir. El caso más emblemático fue el del Teniente Ojeda, donde indudablemente queda reflejado que tenemos una debilidad tremenda.

-La creación del Ministerio de Seguridad sirve de algo?

En mi opinión, no sirve de nada, es un elemento administrativo más. La subsecretaría del delito funciona bien a mi juicio (en lo formal-administrativo) ya que depende de un ministro. Entonces si creas un nuevo ministerio, va a dar lo mismo para Carabineros, por ejemplo, ya que se mantiene donde mismo.

Un cambio importante sería que carabineros volviera al Ministerio de Defensa. Pero en lo de ahora, operativamente es lo mismo y quizás con alguna merma en recursos.

-Dónde estaría el nudo del problema entonces?

En que la seguridad nunca se ha tomado como una política de Estado. Si analizamos los cinco últimos gobiernos, no hay ningún plan de seguridad que sea igual a otro, de hecho, ninguno se ha cumplido a cabalidad. Puede que existan algunos puntos transversales, como la reforma de Carabineros y la modernización de la policía.

Sobre este punto, el Coronel (R) Valdivia sostiene que siempre el Estado debe estar atento a modernizar los procesos de Carabineros, debido a que la sociedad cambia y por ende los delitos y la delincuencia también, pero ello no implica una refundación evidentemente.

En este sentido, habla que el país debiera ir avanzando en la prevención, pero en diferentes áreas: social, situacional y policial. Es ahí, advierte, donde el país tendría que ir asignando los recursos. En este punto específico, plantea que la opinión pública valora el actuar de Carabineros, en especial a lo relacionado con la prevención de los delitos, “la misión de prevención la está ejecutando Carabineros” y “eso es lo que valora la gente y se refleja en las encuestas«.

El problema es el otro tipo de prevención, asegura, el social. Ahí es donde los gobiernos no se desgastan mucho puntualiza, ya que son objetivos a largo plazo y que requiere de muchos recursos y de todo tipo. Pone por ejemplo a la deserción social, donde los jóvenes son coaptados por el crimen organizado y ahí se genera un problema grave.

Con lo situacional pasa lo mismo. “¿Cuantas farmacias o supermercados creen que hay en La Pintana?”, con suerte 3 o 4 precisa, el resto están todos quemados y ahí generas un tema del entorno situacional complejo.

Pero, insiste, todo se frena por el largo plazo, que es el factor que atenta a que los gobiernos y los políticos asuman este desafío.

-¿Entonces todo está enfocado en el largo plazo?

Por una parte. Mi punto en relación al crimen organizado y de lo que se dice, es que primero se debe investigar a través de la Inteligencia. Ejemplo de ello, es lo que está pasando con el esclarecimiento del delito de asesinato de los dos carabineros. Ahí hay un tema de Inteligencia para llegar al fondo del asunto. Así uno se protege del rimen organizado, pero no con más carabineros.

Pero, sostiene por otra parte, “debe haber una política judicial fuerte”. Plantea que el sistema judicial ha dado muestras de debilidad en esta materia y recuerda lo que pasó con el ingreso del Tren de Aragua en Chile. “En sus primeras detenciones (17), llegan a la cárcel de Arica. Se solicita que no estén todos juntos, que los separen en distintos recintos penitenciarios”. Sostiene que hecha la apelación por los acusados, el juez a cargo no accede ya que tenían (los detenidos) “arraigo social”, es decir, tenían a sus familias en la zona. “Con ese pensamiento para enfrentar el crimen organizado, indudablemente que estamos muy mal”. Comenta que de ahí en adelante se siguieron sumando muchas más, como la autorización para videoconferencias, que nos se hicieron, pero la señal fue la importante.

A lo anterior, se agrega lo que ocurrió en Los Vilos, donde se deja en libertad a la gente del Tren de Aragua, después la situación de las videoconferencias, luego otra similar en el sur y la de San Antonio. Añade que en este contexto, también se han visto involucrados carabineros y personal de la PDI, lo que refleja “toda la ramificación del crimen organizado, que permea y avanza…y es ahí donde hay que meter mano fuerte

-Viendo otra arista de este tema, en relación con las municipalidades, si bien hay algunos casos exitosos, otro no lo son tanto. ¿Cómo debiera actuar una municipalidad en este ámbito?

¡Buena pregunta! A mucha honra debo decir que yo soy el fundador de Seguridad Ciudadana y lo digo sin ningún problema. Antes que a mi me contrataran en Vitacura luego de mi retiro de Carabineros, solo existía el programa “Vecino Seguro” en Las Condes, que igual era muy limitado. Cuando con un equipo, formamos el programa en Vitacura, fue extraordinariamente bueno, a tal punto que vino a Chile William Bratton, que era el comisario del Alcalde Rudolph Giuliani de Nueva York, para escuchar nuestro proyecto y que era el único que había en el país.

Ahora, la diferencia con lo que pasa hoy en día, es que ese plan de seguridad fue diseñado para atacar en términos de prevención de lo que se llaman “los elementos primarios” de la misma y no la consecuencia final.

Y esto fue así, ya que tuvo un componente político muy relevante, porque la creación de los sistemas de seguridad, nace cuando la percepción de la gente está impregnada de todo el fenómeno político/social que tuvimos del 73 en adelante, cuando varias instancias políticas entran en receso. El gobierno militar nombra alcaldes designados a poco andar y así llegamos al 90 con el presidente Aylwin. Y de ahí en adelante la percepción de la gente cambia. ¿En qué sentido? En que empiezan a elegir no al político más conocido, sino que al que hace cosas, el más eficiente. Entonces esos alcaldes se dedicaban a dar soluciones a las necesidades de entonces que, al igual que hoy, era la seguridad.

Entonces, algunos alcaldes se aprovechan del artículo 4° de la ley de municipalidades, letra J, que hablaba de las obligaciones de los alcaldes. Y ahí decía “preocuparse de otros interese de los vecinos” y ahí algunos ediles se aprovecharon muy inteligentemente (como Joaquín Lavín) para meter sus vehículos de inspección municipal que, en un principio, generaron un conflicto tremendo con Carabineros, ya que la institución por ningún motivo los aceptaba.

En mi caso, cuando pasé a retiro y me fui al ámbito municipal, tomamos esto pero lo creamos con una visión distinta. Apuntamos a la prevención primaria, que eran los factores sociales de riesgo por el que se cometen delitos y que son distintos. ¿Cuáles eran? Los sitios eriazos, las zonas oscuras, los árboles que producen sombra, los obstáculos y los postes en el camino; también las inundaciones, los edificios abandonados, las casas ocupadas, las entradas y salidas de los colegios por la venta de drogas.

Todo este tema de prevención, lo orientamos a la gestión municipal. Y tuvo éxito, ya que a la presencia de los vehículos municipales se le sumó como asociación en el tiempo, Carabineros. Y después terminó incluso, derivado un poco de la escases de recursos de la institución, a incorporarse -no al nivel de lo que hacen hoy en día- en tratar de intervenir en procedimientos. Aunque esa no es la misión de las municipalidades.

Nos comenta que lo positivo de esto, es que Carabineros pasó a tener una relación más fluida y comunitaria con los municipios y con las personas, lo que se vio reflejado en el llamado “Plan Cuadrante” donde se trabaja estrechamente con la comunidad.

Buscando conclusiones de este tema tan urgente y acuciante para la población, el Coronel (R) Valdivia, plantea algunos escenarios futuros. Al preguntarle si es optimista, su respuesta es clara, “no, ya que los factores que hemos comentado se mantienen exactamente igual. Si queremos ver lo positivo, veo el respaldo que obligadamente por las circunstancias, el actual gobierno tuvo que darle a las policías. Pero eso tuvo un costo de 3 carabineros muertos para que saliera la Ley “Nahín Retamal. O sea, murieron 3 en mayo del año pasado, entre ellas la suboficial Olivares, para que se aprobara esa ley”.

-¿Esa ley fue un respaldo a Carabineros?

Fue un respaldo, aún cuando en el primer procedimiento igual lo pusieron en jaque, ya que recuerdo a un menor de 17 años que se dio a la fuga, porque andaba con drogas en San Antonio y las críticas no tardaron en llegar. Y se habló de la ley del “gatillo fácil” -según propias palabras de la Ministra del Interior-. Entonces esa señal fue mala, de ahí en adelante las cosas cambiaron y uno ve que han fallecido hartos delincuentes por la acción de carabineros, más bien por la acción de los mismos. Pero hoy el respaldo político que tiene carabineros, que es incondicional.

Sin duda necesitamos que se mantenga ese respaldo en primer lugar. En segundo, requerimos ajustar el tema judicial. Por que con la misma lógica que se habló de reformar Carabineros, hagan lo mismo con lo judicial e incluso con el sistema político, para que haya una mirada distinta y que todo el mundo quiere que entiendan que es que el fenómeno del crimen organizado es muy distinto al de la delincuencia común. Y al crimen organizado, ya lo tenemos aquí. Y acá nos demoramos años en entender que había terrorismo en el sur, a pesar de que muchos lo decíamos reiteradamente. Y así…¿cómo es posible que todavía algunos fiscales, tenga que aplicar para las detenciones de estos elementos que son terroristas, la ley de control de armas…porque si aplican la ley antiterrorista no lo pueden probar y queda en libertad el detenido, como ha ocurrió varias veces.

-Entonces…

Entonces nos engañamos nosotros mismos, nos hacemos trampas en el solitario. ¡Cambien la legislación!

El crimen organizado tiene un sentido y una dinámica distinta…y se ataca de una forma diferente. No se queden en la simple conversación que hay que liberar las cuentas corrientes. Todo hay que encauzarlo por el camino correcto y este es el proceso investigativo con normas de Inteligencia. Ahí es donde hay que profundizar y terminar con eso de la privacidad, que no podemos grabar a nadie…hay que cambiarlo respecto del crimen organizado, ese es un elemento fundamental.

-¿Y hay otros elementos donde avanzar?

Por supuesto. Hay otros de más largo aliento que son de formación cívica. Y que son necesarios. Si no profundizamos estos elementos de formación cívica, sobre todo en la juventud, esto no va a cambiar y por el contrario, se va a agravar. Ahora, casi todo esto pasa por lo político…y si los  políticos no se unen a esta conversación de como enfrentar la situación de seguridad del país, vamos a seguir en lo mismo, solo conteniendo y no solucionando. Todo lo que se hace hoy es para que el el “cáncer” no siga avanzando, pero lo estamos combatiendo con puras aspirinas…

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