Sin duda, la publicación de la llamada «Ley Karin», que apunta a la obligación de las empresas y de los órganos del Estado de tener un protocolo de prevención del acoso laboral y/o sexual y la violencia en el trabajo, ha marcado un hito en lo que respecta a las relaciones laborales en nuestro país. En este sentido, desde Agenda Nacional nos acercamos al mundo de las ONGs y Fundaciones que trabajan en estas materias, para lograr profundizar sobre los alcances de esta ley.
Por ello, nos contactamos con Luis Toledo, director ejecutivo de la Fundación «Género y Justicia», quien accedió a conversar en relación a las diversas aristas que se profundizan o incluso se descubren con esta legislación.
¿El surgimiento de la ley Karin puede causar un cambio cultural en las relaciones laborales en Chile?
«Personalmente creo que esta Ley si va a impactar profundamente la cultura de las organizaciones públicas y privadas en Chile. En especial debido que motiva a las organizaciones a conversar y buscar asesoría especializada para por una parte cumplir con la ley, pero también, para potenciar a las lideresas y a las colaboradoras que contribuyen fuertemente al éxito de las organizaciones.
Por dar un ejemplo, el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género en colaboración con la Dirección de Trabajo ejecutaron un estudio en forma posterior a la pandemia, concluyendo que las mujeres eran las más afectadas por temas de acoso laboral y sexual en Chile, incluso se identificó que existían malas prácticas de los empleadores en lo referente la protección de los derechos a la maternidad.
En definitiva, esta ley debe cambiar nuestra forma de relacionarnos, dando un paso significativo a la forma en que entendemos y ejecutamos las relaciones interpersonales en el ámbito laboral, integrando la perspectiva de género como medio para dar una mayor protección a mujeres trabajadoras, potenciando la igualdad entre los géneros y potenciando espacios de crecimiento y empoderamiento femenino al interior de las organizaciones.»
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las organizaciones a la hora de aplicar esta ley?
«Esta ley subió los estándares para los empleadores, lo que implica la adopción de medidas que involucran hacer un cambio cultural y también, una mayor inversión de recursos en el ámbito de la prevención del acoso sexual y laboral.
Como en toda norma nueva, existe una natural resistencia al cambio, la cual se debería ir acabando a medida que las organizaciones reciban capacitación y orientaciones claras de parte de la autoridad, pudiendo adoptar las medidas necesarias teniendo en consideración el tamaño de las empresas, el rubro donde desempeñan sus actividades y también la cantidad de mujeres que integran las nóminas de trabajadores.
En lo concreto, creo que en organizaciones pequeñas y con pocos recursos puede ser más compleja la implementación, al igual que aquellas empresas o instituciones donde el componente masculino es ampliamente mayoritario, lo que impone una mayor dificultad para e ejecutar el cambio cultural».
¿Nuestra cultura latina, está preparada para estos nuevos escenarios sociales y legales?
«Si bien la cultura latina ha sido criticada por su machismo, lo cierto es que en América Latina se han tenido avances significativos, por ejemplo, en países como Chile, Argentina y Uruguay. Particularmente nuestro país ha sufrido un rápido cambio social en los últimos años, donde las temáticas feministas han generado un amplio debate público, que ha ido lenta pero progresivamente avanzando en todos los aspectos de la vida en comunidad, siendo el ámbito laboral una muestra de ello.

Actualmente parece impensado que un alto ejecutivo o un importante líder político, tengan un discurso abiertamente discriminatorio hacia las mujeres, lo que está demostrando una toma de conciencia mayor. Sin embargo, considero que todavía se debe avanzar más y esta ley va justamente en ese camino«.
¿Cuáles han sido los principales obstáculos que ha encontrado esta ley en su implementación?
Existe complejidad a la hora de entender el concepto de perspectiva de género, debido que es más fácil para los dueños de empresas y negocios el aplicar medidas preventivas y disciplinarias contra el acoso laboral y sexual, pero no así, cuando se habla de igualdad de salario, derecho a la maternidad, integración de mujeres en los directorios y todo aquello que desafíe el poder masculino al interior de las organizaciones.
Todavía observamos que los cargos de responsabilidad y liderazgo se encuentran ocupados en su mayoría por hombres, pero además, cuando una mujer ocupa un puesto de liderazgo se le pide que tenga un proceso de masculinización, que se iguale con el hombre en términos muy concretos como son los horarios y la forma de hacer familia, lo que ha llevado que muchas mujeres posterguen el ser madres por motivos que quieren mantener su cargo y nivel de remuneraciones».
¿Se puede hablar de un escenario ideal futuro a raíz de la aplicación de la Ley Karin?
«Estamos lejos del ideal, pero claramente estas leyes van en la dirección correcta, debido que establecen un marco jurídico y doctrinario, donde las organizaciones se pueden apoyar para desarrollar los respectivos ajustes. Chile es un país legalista y poco innovador en las relaciones laborales, por ello, las exigencias de la autoridad tienen el efecto de acelerar y movilizar los cambios sociales y empresariales.
Yo como padre de una mujer quiero construir un país donde mi hija se pueda desarrollar en el amplio espectro de su ser, sin temor a ser víctima de apremios o vulneraciones por el solo hecho de haber nacido mujer. Quiero que pueda soñar con ser una lideresa, que pueda alcanzar sus anhelos en lo laboral, pero sin dejar de lado su natural proceso de ser mujer, madre y trabajadora.
Por lo anterior, nacen la Fundación Género y Justicia, con el firme propósito de empoderar a las mujeres mediante el aseguramiento de un real acceso a la igualdad, donde podamos emparejar la cancha y construir una sociedad libre de violencia de género, la cual entregue todas las posibilidades para que las mujeres se desarrollen en el amplio sentido de sus necesidades y capacidades».
Agenda Nacional